En 2010 se publicó un artículo interesante en la revista Medicine and Science in Sports and Exercise. Unos investigadores finlandeses analizaron la respuesta de un grupo de 175 personas (mitad hombres y mitad mujeres) desentrenadas ante tres tipos de entrenamiento. Unos corrieron, otros hicieron pesas y otros hicieron ambos entrenamientos. Lo sorprendente fue la variedad de las respuestas encontradas. En los tres grupos se encontraron unas respuestas al ejercicio bastante similares: unos mejoraron mucho (hasta un 40%) y otros no mejoraron nada.
Tanto en valores de resistencia (consumo máximo de oxígeno) como en valores de fuerza. Aunque ya se sabe que unas personas responden mejor que otras ante un mismo estímulo de entrenamiento, en este trabajo se ha podido comprobar que estas diferencias ocurren ante varios tipos de ejercicios y con una buena muestra de sujetos.
Este tipo de estudios nos sirven para no olvidarnos de que cada ciclista viene con unas características de serie (genética) determinadas, y que cada uno de ellos responderá diferente ante los diferentes entrenamientos que se hagan. Así, es frecuente encontrar con ciclistas que en cuanto hacen un trabajo intenso de series, al tercer día notan un dolor muscular que les obliga a dejar varios días de descanso. Y otros, sin embargo, pueden hacer muchos días de series sin problemas de recuperación. Sucede lo mismo con las adaptaciones en resistencia. Hay ciclistas que en cuanto acumulan 3 o 4 semanas de entrenamiento constante son capaces de mejorar un 10%. Y hay otros que responden mucho peor, y necesitan una temporada entera para mejorar ese 10%. Seguro que en el grupo ciclista donde sales hay algún superdotado genéticamente que sin apenas entrenar es capaz de ir con los mejores cuando la cosa se pone difícil.
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